Quinientos años hace ahora de su fallecimiento
Merecido homenaje que le tributa Toledo al que fue su Arzobispo más sencillo pero más ilustre.
Hubo de ser, sin duda, un ser humano excepcional.
Lo demuestra, que hace ahora, nada menos que cinco siglos de su fallecimiento y se organizan en su memoria funerales, actos litúrgicos, esquelas, foros, congresos y puede que, a mi modo de ver, uno de los más entrañables recuerdos a su memoria, hasta se planta un árbol en su recuerdo.
Sí, desde luego, una figura histórica imponente.
Pero sobre todo un personaje del que puede decirse, casi con certeza que:
-Nunca los españoles hemos de agradecer tanto, a uno solo-
Posiblemente haya podido existir algún otro más, pero en verdad, yo no lo conozco.
Hace ya un año que publiqué para vosotros en este íntimo y virtual rincón de vuestro mundo, la semblanza de este gran hombre, ahora, releyéndola no es que me parezca que haya de añadirse nada, pero tengo la sensación de que me ocurre a mí, como a los organizadores de la Exposición que sobre nuestro Cardenal se celebra ahora en Toledo, en su Catedral.
Lo que pretenden y desde luego consiguen sus organizadores, es dar un relieve añadido a su figura, precisamente con motivo del 500 aniversario de su muerte.
Aunque con mucha más insignificancia y pobreza pretendo hacerlo yo para vosotros, naturalmente en mi pequeñez, salvando las distancias, y exclusivamente, por si alguien no ha tenido la oportunidad de ir a disfrutar la Muestra.
Lo primero y ante todo:
¡Que gran hombre¡
Y sobre todo, con esa maravillosa humildad.
Un simple fraile franciscano, como gustaba llamarse él mismo, que gobernó, culturizó, predicó y defendió a un pueblo al que por encima de todo, creo que profundamente, amó.
Y también, naturalmente y con justicia, qué trabajo más interesante la instalación de la Exposición.
Felicitemos a su Comisario Don Juan Pedro Sánchez Gamero que se expresa en el sentido de que la pretensión de la Exposición es – “Acercar al visitante el alma del Cardenal Cisneros y conocerlo de verdad en sus ambiciones y anhelos” –
Así mismo también a Don Antonio Pareja y Don Rafael García Serrano que se han ocupado del guión de la Exposición y de la selección de piezas.
Desde luego hay que reconocer en primer lugar, que él – marco – del trabajo es excepcional. La Catedral de Toledo.
Es precisamente por la calle que la cuidad le tiene dedicada a él, al Cardenal, por la que tiene una de sus entradas la Primada de España, y es por donde se tiene acceso a esta bella muestra.
Y lo primero que encontramos es su presentación, una vez que hemos entrado en el Templo, con un bello y muy apropiado título:
Efectivamente, una gran verdad:
Cisneros: Arquetipo de Virtudes. Espejo de prelados.
Y desde aquí, un caminar deleitándonos en los detalles que se exponen a nuestra atención, y son naturalmente algunos de los elementos que le pertenecieron, y también retratos, documentos, pinturas y otros muchos objetos interesantes a los que voy a tratar de acercaros.
Comenzamos con una especie de – puesta en escena – del momento político, que correspondió a su vida, con una representación del repostero con el emblema de los Reyes Católicos: Imponente.
Que se conserva en el Palacio de Justicia de Zaragoza.
Y muy cerca, observamos la Cruz del Corpus Cristi, esta conservada aquí, en la propia Catedral.
Qué presidía la sala donde se acomodaban los Reyes, Isabel y Fernando. Sí, efectivamente aquellos del – monta tanto…-
Estancia de una gran solemnidad, pero también de una enorme sencillez.
Podemos contemplar naturalmente, los retratos anónimos realizados de los propios Reyes Católicos.
Incluso un enorme y precioso tapiz que representa la despedida de Colón por los Reyes:
Ya relacionados con la propia persona del Cardenal, admiramos lo primero, su escudo. Preciosa pieza, en madera tallada, dorada y policromada que pertenece al Patrimonio Histórico de la Universidad Complutense de Madrid.
Diversos retratos del prelado desde el tan conocido de Felipe Bigarny y Fernando del Rincón de 1518 en alabastro policromado, que pertenece también al Patronato Histórico de la Universidad Complutense
Hasta los menos afamados del Cardenal ante la toma de Orán
Así como el anónimo realizado en oleo sobre tabla del Museo de Santa Cruz de Toledo, que hemos visto al comienzo de este trabajo.
O el realizado en oleo sobre lienzo, anónimo también, del Monasterio de Santa Isabel de los Reyes, así mismo de Toledo.
Y también el realizado en oleo sobre tabla del Monasterio de San Antonio igualmente de Toledo.
Admiraremos también una maravillosa composición pictórica del Cardenal arrodillado ante un calvario de Pedro Castañeda, 1533 propiedad de la Sociedad de los condueños de los edificios que fueron Universidad de Alcalá de Henares.
Entre sus objetos personales podemos contemplar el Cáliz con el que acostumbraba a oficiar, conservado en la Catedral de los Santos Niños Justo y Pastor en Alcalá de Henares.
Y así mismo su portapaz. Hoy en día no se usa, pero antiguamente era un objeto religioso muy común, que se usaba para con él ofrecer el beso de paz o despedida en las ceremonias.
Vemos a continuación un precioso busto del Cardenal, realizado en terracota policromada por Juan Alonso Villabrille y Ron, escultor asturiano natural del pueblo de Argul (1663-1732) , propiedad del Patronato Histórico.
A continuación vemos una reseña que me parece apropiada reproduciros de un autor:
-León de Arroyal – (1755- 1813) filósofo y escritor liberal, ilustrado y cristiano que en una de sus obras titulada – Epigramas – escribe esta reseña, precisamente de uno de ellos:
Bajo esta losa yacen los despojos
Del mayor arzobispo de Toledo
Conoció; en quien entrada no halló miedo
Aun teniendo la muerte ante los ojos.
De penitencia siempre los abrojos
Pisó con santo e inmortal denuedo,
Y pudo señalarse con el dedo
Por muda reprehensión de Obispos Flojos.
Humilde en el Convento y el Palacio,
Santo en la celda y en el alto trono,
Manso con el cayado y con la espada.
Supo unir con prudencia el grande espacio
Que hay de Obispo, Virrey, Juez y Patrono
Y el mejor padre de su patria amada.
Y es precisamente así, puesto que hemos visto una lámina reproduciendo el sepulcro de Cisneros en Alcalá de Henares.
Pedro de Aranda Quintanilla y Mendoza, era un franciscano natural de Alcalá de Henares al que se nombró por la Orden de San Francisco, para el cargo de – Postulador – en el proceso que se iniciaba de beatificación de Cisneros.
Ya existía una biografía del Cardenal realizada anteriormente, pero en realidad es la de este franciscano, Pedro Aranda, la más destacada en su tiempo. Viajó a Roma para mejor ejercer sus funciones, donde permaneció durante diez años tratando con esta obra justificar y por tanto defender la causa de beatificación, la llamó:
-ARCHETYPO DE VIRTUDES-
Espejo de Prelados
Del Venerable Padre y siervo de Dios
Francisco Ximenez de Cisneros
Precisamente, el título que se le ha puesto a la Exposición.
Así que, ya conocemos de quien es el mérito de tan acertado Título.
Y es en un interesante panel de la Exposición, donde cuenta este autor entresacado de su Obra, la historia de las martas cibelinas.
Parece ser, que un tal Doctor Beltrán a la vuelta de un viaje a Flandes en 1517, regaló al Cardenal un “aforro”, podría ser como una estola o capa, hecha de martas cibelinas, y dice el autor:
...“muy precioso, que le tasavan en mucho precio, porque estaba muy adereçado y que traía puesto el siervo de Dios, más por necesidad que por regalo, porque tenía ochenta años y andava ya muy achacoso y lleno de enfermedades, de las cuales murió.
Y continúa:
Este “ aforro” de martas, luego que se vio con el mal de la muerte hizo que se diese a su dueño porque solo la havia recibido por sus achaques.
Llama poderosamente nuestra atención al otro lado una composición que figura ser uno de los momentos finales de la vida del Cardenal.
En una estancia presidida por un gran crucifico, aparece sentado nuestro Cardenal con semblante agónico, flanqueado por dos armaduras y frailes de los que uno de ellos lee un libro de oraciones, un caballero de espada y espuelas, arrodillado que besa sus pies, y un público representado por jóvenes, adultos, soldados incluso monjas que observa entre expectante y apesadumbrado la escena.
Al pie de esta composición pictórica se puede leer:
“Yo, Francisco, había edificado a las musas un gran universo
Ahora estoy enterrado en un pequeño sarcófago.
Uní la purpura al sayal, y el yelmo al capelo
Fraile, Gobernante, Obispo y Cardenal.
No por mis fuerzas se unió la diadema con el hábito
Cuando España me obedeció como a alguien que reina”
Están reproducidas tanto su particular celda, de una absoluta humidad, que llama poderosamente la atención al compararla con el comedor que le correspondía como Arzobispo de Toledo, hasta con cubiertos de oro.
Una muy interesante pieza que podemos admirar es el Original del Testamento de Cisneros:
Fechado en Abril de 1512, en Alcalá de Henares ante los notarios Diego Lopez de Mendoza y Juan Vallejo.
Escrito en una especie de pergamino llamado vitela, que se preparaba con piel muy pulida de becerro, y refrendado con la firma autógrafa del Cardenal, que consta de 37 clausulas y dos codicilos, en los cuales otorga cuatro pósitos que establece en Alcalá de Henares, Torrelaguna, Cisneros y Toledo.
Otra importante pieza que se nos ofrecen a continuación, es el llamado “Libro de bautismos” encuadernado así mismo en pergamino donde Cisneros apuntaba ordenadamente y con rigurosidad los bautismos que realizó entre 1518 y 1570.
Y es lógico que nos presenten esta pieza ya que conocemos la importancia que tenían para él estos asuntos de la identificación de las personas, teniendo en cuenta que en aquellos tiempos no existían registros y el único documento que las identificaba eran las partidas de bautismo. Y conociendo que fue él mismo el que instauró la norma de los apellidos paterno y materno que hasta entonces no se aplicaba.
Podemos contemplar la Capilla Mozárabe en la cual, incluso hoy en día se celebra misa en ese rito, que simplemente es la liturgia que se empleaba anteriormente a la invasión musulmana y de ello que se llame también gótico.
Se trata de una realización propia de Cisneros que intentó así que se conservara y con él, los libros y misales necesarios. Fue el propio Cardenal que la denomino del Corpus Christi
La célebre pintura del vallisoletano Miguel Jadraque de 1872, en la que el Cardenal Mendoza presenta a Cisneros a la Reina Católica tiene una fuerza expresiva importante
Esta conservada en la Diputación de Valladolid.
En otro panel se nos explica la ingente y bastante desconocida labor editora del Cardenal Cisneros.
Conocemos la más importante, naturalmente, La Biblia Políglota.
Y que a su conclusión él mismo escribió:
“Aunque hasta el presente he llevado a cabo muchas empresas duras y difíciles por la nación, nada es más de mi agrado, por lo que debáis felicitarme con más efusión, que por esta edición de la Biblia”
Pero nos recuerda esta cita, que así mismo mandó editar obras de personajes tan relevantes como Raimundo Lulio y Aristóteles y por supuesto toda clase de obras litúrgicas en general y mozárabe en particular.
Una bonita obra pintada sobre seda es el Pendón de Orán, que nos recuerda que por iniciativa del Cardenal y con la aquiescencia de Fernando el Católico en el verano de 1509 se organizó una expedición de 80 navíos y 10 galeras y con las tropas al mando de Pedro Navarro se tomo la ciudad, y se liberaron 300 cautivos cristianos, quedando la plaza perteneciente a la Diócesis de Toledo
Representado todo esto en un bello estandarte que lo recuerda.
Y más adelante una pintura que lo plasma.
Vemos también la bula en la que el Papa Alejandro VI, el célebre valenciano de nacimiento, le concede permiso para fundar la Universidad de Alcalá de Henares y terminando ya el periplo se accede, digamos al “plato fuerte” de la exposición, algunos ornamentos y objetos sagrados, cálices que pertenecieron a Doña Teresa Enríquez, la célebre inseparable de la Reina a la que se la llamaba la “Loca del Sacramento”.
Terminando ya, el recorrido podemos admirar el casi monumental lienzo del pintor Alejandro Ferrant y Fischermans que está conservado en el Hospital de Caridad de Illescas provincia de Toledo, en el vemos al Cardenal atendiendo las explicaciones del arquitecto Pedro Gumiel en la dirección de las obras de dicho Hospital que bajo su patrocinio fundó Cisneros de este lugar
Y por último y para concluir, sí, efectivamente, una de las piezas más importantes y emblemáticas de Toledo.
La Custodia de Arfé.
Efectivamente había de tener ascendencia germánica este insigne orfebre ya que solo a una mente y a una precisión teutona le es permitida tanta exactitud, cuando conocemos que esta maravillosa obra se desmonta en pequeñas piezas y está realizada con espigas, y piezas de ajuste en su conjunto.
En realidad la obra se compone de dos partes perfectamente definidas. Podrían hasta considerarse como dos custodias, en una sola pieza.
La más pequeña e interior, es una magnífica pieza que fue encargada por la Reina Isabel a un orfebre catalán, Almerique, para que con el primer oro que llegaba de América realizara una Custodia. Y que este realizó con 17 kilos de este metal y diversas piedras preciosas. El propio Cardenal Cisneros, ordenó comprar a la muerte de la Reina de su testamentaría y regalarla a la Catedral en 1505.
A su vez, y posteriormente, el propio Cardenal en 1514, encargó a un platero de origen alemán, Enrique de Arfe, otra que con mayor prestancia encajara a la anterior.
Y trabajó siete años para su realización de lo que hoy es considerada, la más importante joya de la cristiandad. .
Aquí la teneis:
Majestuosa, Solemne, Imponente, Formidable, Grandiosa.
Son 187 kilos de plata y 18 de oro.
Con 5.600 piezas y 12.500 tornillos.
Y por si faltaba algo, un manual con las precisas instrucciones para desmontarla.
Sin duda, lo que se dice un buen trabajo.
Después de conocerla, lo sensato es verla de cerca, y el mejor día para hacerlo ha de ser una celebración del Corpus, cuando es sacada de la Catedral en procesión por las calles de Toledo.
¡ Animaros ¡
Podréis disfrutar de su grandeza. Y si lo hacéis, no olvidaros de tener un recuerdo, cada uno a su manera, para aquel hombre genial que la realizó y por supuesto, para aquel otro – Nuestro Cardenal Cisneros – al que tantas cosas, incluso esta una de ellas, le tenemos que agradecer los españoles.
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