La Reina Mora
Fueron más las incertidumbres que las certezas, aunque parece que afortunadamente ahora ya no. La contemplación serena y reposada de esta maravillosa obra, puede crear en nosotros distintas sensaciones desde paz, hasta temor.
-Así que, el personaje de hoy, ¿no es como esos otros, a los que estamos acostumbrados? Es nada menos que una escultura.
-Pues sí señor, no es efectivamente un personaje como los otros, esta vez el personaje es inanimado; existiría, sin duda, la modelo de la cual el artista intentó plasmar en piedra los rasgos de su fisonomía pero no la conocemos, y es una pena.
– Sin embargo, su efigie está ahí acompañándonos como una figura más de nuestra historia, sin vida claro, pero desde mi punto de vista con las características propias y los suficientes merecimientos para intentar realizar sobre ella algunos comentarios.
– Es la llamada Reina Mora, como la conocen en Elche, donde fue descubierta, en 1897.
¿La conoce usted?
-Naturalmente, me acuerdo de ella, hace ya muchos años cuando fui a visitar el Museo del Prado con el colegio.
-Y, ¿le gustó?
-Pues sí, la recuerdo, muy bonita.
– Se trata, posiblemente, de una de las obras de mayor proyección artística que poseemos en el País.
-¡Caramba! ¿Tanto como la de mayor proyección…?
– Sí, acaso sea la expresión de arte milenario más importante conocida en la actualidad, universalmente.
-¡Qué barbaridad! ¿Tan importante, dice usted que es?
– Muchísimo, Se trata de la obra cumbre del arte ibérico.
– Es el busto de una mujer rica, suntuosamente enjoyada, con semblante serio, facciones finas y de gran belleza y también con una cierta asimetría en el rostro que le da una expresión muy personal; fue realizada entre los siglos V al IV antes de Cristo, sobre un bloque de piedra arenisca de unos 65 Kilos de peso.
-Oiga, en realidad ¿quién era?
-No se sabe.
-De la propia escultura sí naturalmente, conocemos muchas cosas, pero de ella, de la modelo prácticamente nada. Por no saber, no sabemos ni ¿A quién representa? ¿Era, una diosa? ¿Una sacerdotisa? o simplemente, una mujer de alto linaje como podría deducirse por su solemnidad y también por las joyas que porta. – En verdad, sería extraordinario conocer algo más de la propia modelo…
-Pues, hombre, sería una mujer íbera.
– Pues fíjese, hasta de eso se duda, de que fuera una mujer; efectivamente, todo han sido incertidumbres sobre esta maravillosa obra que ahora parecen irse aclarando. Naturalmente, como dice usted, sería efectivamente solo eso…
– Parece que domina usted hechos tan lejanos.
–No, no lo tome usted así, de ninguna manera, era solo una mera suposición…
-Ya, entonces, ¿no es que sea usted un experto en arte ibérico?
-De ninguna manera.
-Pero, ¿sabe usted algo de los íberos?
-Bueno, pues casi nada más, que eran los que habitaban estas tierras nuestras, antes de que llegaran los romanos.
– Bien, muy bien, pues más o menos, como yo y posiblemente, como tantos y tantos que lean esto.
– Es una pena. Siendo, no nuestros padres, pero si nuestros abuelos resulta un poco irónico que sepamos tan poco de ellos…
– Lo que decimos, siempre el tiempo… ese gran enemigo.
– Pero en este caso, con cierta razón, ya que, 2.000, o 2.500 años, que es lo que se calcula que debe tener la Dama, no son ninguna tontería…
-Desde luego.
– Aunque siendo esto verdad, también lo es, que la vida actual inclina poco a estos conocimientos de tiempos pasados, estamos cada vez más tecnificados, y nuestras mentes ahora nos llevan más a mirar al futuro, a lo más novedoso, hemos convertido nuestra vida, posiblemente sin querer, en una acelerada carrera precisamente contra nuestro mayor enemigo: el tiempo.
–Sí, es verdad, le hablas ahora a un joven de Franco, y te mira, como diciendo – ¡Venga ya! con las antigüedades…
– Efectivamente, para convertir este tipo de aficiones a los estudios del pasado en una profesión, se requiere, creo yo, un modo especial de entender la vida como más parsimoniosa, sin esas ansias de conocer lo próximo, que por otra parte no es que sean tampoco malas de ninguna manera.
– Tal vez, consista en inmovilizar la mente por un momento, y apasionarse, exclusivamente, mirando hacia atrás.
– Pues sí, pero claro, a gran parte de los jóvenes actuales, les atraen profesiones más técnicas.
– Y lo entiendo muy bien, y me parece hasta perfecto, pero piense usted que hoy en día gran parte de las modernas tecnologías se han incorporado también a estas disciplinas sobre el estudio del pasado.
– Quiero decir, por ejemplo, que un arqueólogo de hace solo 40-50 años, ante una pieza de estudio como un fósil, o cualquier otro, estaba indefenso, se tenía que valer casi exclusivamente de su intuición, ahora sin embargo, tiene a su alcance las tecnologías más sofisticadas.
– Creo yo, que más que de satisfacciones profesionales, habremos de pensar en recompensas económicas, y también más que en complacencias del trabajo, en preferencias de estabilidad en él, en una palabra, más que de vocación tendríamos que hablar de certidumbre y solidez futura.
–Es así, ciertamente, estas profesiones pueden ser más satisfactorias, pero no están nunca demasiado bien remuneradas.
– Por lo que le decía antes, a la civilización actual le gusta, le interesa y hasta le complace más mirar hacia adelante, que hacia atrás.
– Sigamos con lo nuestro. Así que parece que usted como yo, conocemos poco el mundo íbero, ¿verdad?
– Pues, la verdad es que, casi nada.
– Tengo que reconocer que yo estaba igual, pero con esto de la Dama, he conocido por Internet un libro de Antonio Novo Rebollo, sobre este tema y aunque muy generales, he sacado algunas ideas.
– Una, podría ser que nosotros, en nuestra identidad como pueblo, y de manera general, nos seguimos considerando romanos. Anteriormente a la invasión de Roma existen solo unas confusas ideas sobre los celtas y los íberos y por supuesto sobre su mestizaje, pero todo como muy difuminado.
– Sabemos que los celtas, eran gentes del Norte, y colonizaron, efectivamente, también la zona norte de la península, pero ¿quién vivía aquí, anteriormente? ¿Quienes eran los verdaderos aborígenes…,?
– Parece que los verdaderos pobladores de nuestro suelo, eran pueblos originarios de características diferentes unos a otros, que habitaban las distintas regiones del territorio de esta península.
– El nombre de íberos, se lo pusieron los griegos, fenicios, y posteriormente, cartagineses, que llegaban por el Mediterráneo con sus naves, y desembarcaron en nuestras costas para comerciar, llamando a estas tierras: Iberia.
– Posiblemente, fuera esto el primer germen de nuestra unión como pueblo; y sin duda luego, fue Roma lo que nos consolidó como unidad.
– Es decir, y para entendernos, efectivamente seríamos pueblos distintos pero el Imperio Romano de entonces con su invasión logró que nos sintiéramos en nuestras diversidades como un solo pueblo unido, una Provincia del Imperio: Hispania. Bien, muy bien, hasta que el actual régimen de las Autonomías, ha conseguido lo de ahora: que nos sintamos entre nosotros no solo diferentes, sino distintos y si me apura usted un poco, y las cosas siguen así, hasta adversarios.
– Me he permitido incluir un mapa tomado de Internet para su comparación con un ínfimo croquis de los territorios que ocupaban esos pueblos aborígenes; más que nada, para no tener que enumerar sus nombres: ese era en principio, el mundo anterior a Roma.
–Por lo que veo, lo que se dice iberos, casi solamente Andalucía y Levante.
– Efectivamente esa era su área de asentamiento.
– Oiga y esto ¿cuándo?
Había pasado el calcolítico, es decir, el tiempo de la piedra; también, la llamada Edad de los Metales, se conocían ya el cobre, el bronce y hierro, por este orden, y naturalmente, el oro y la plata. Más he aquí, que en estas sociedades que nos parecen ahora tan primitivas, surge datada en esas fechas y con absoluta garantía, una obra escultórica de tan importante belleza…
–¿Y no podría ser, que no fueran tan primitivos como los consideramos ahora?
– Pues efectivamente, habrían de ser ya pueblos muy jerarquizados, que habían puesto en marcha sociedades capaces de sufragar con importantes recursos, obras como esta.
– Es decir, gentes bastante evolucionadas. Y hasta no nos equivocaríamos, al decir, que considerablemente civilizadas.
– ¿Podría entenderse, que de no ser así, que gentes de aquellos tiempos fueran capaces de costear las actividades técnicas y artísticas que supone una obra como esta?
– Oiga, ¿y cómo se encontró la Dama?
– Pues la verdad, es que fue toda una peripecia, extractándola, se la cuento:
– A las afueras de Elche, en un lugar denominado la Alcudia, al realizar las canalizaciones para poner una tierra en regadío, a finales del siglo XIX, exactamente, en Agosto de 1897, aparece la escultura. El hecho de que si fue un muchacho, o no, me ha parecido siempre no tener mayor importancia.
– Sin embargo, creo que lo que sí tiene importancia, es que el dueño de las tierras, fuera un médico del propio pueblo, llamado Manuel Campello Antón, que ya estaba en relación con la Academia de la Historia y con el Museo Arqueológico, puesto que había negociado con ellos, y vendido anteriormente, una colección de antiguas piezas encontradas, propiedad de su suegro, un humanista hombre culto y aficionado a la arqueología: Don Aureliano Ibarra.
– La respuesta de la Academia fue sorprendente, consideraban que habría de incluirse la nueva pieza descubierta, en el mismo lote anteriormente comprado y de no ser así, dejarían de pagar lo que restaba de la anterior adquisición.
– Ni que decir, que este auténtico falseamiento, impropio por otra parte, de instituciones serias, predispuso mal al vendedor y en esa coyuntura, y como consecuencia de la estancia en el pueblo con motivo de las fiestas del Misteri de un periodista francés, llamado Pierre Paris, ocurrió que este rápidamente, se puso en contacto con medios de su País, ofreciendo 4.000 francos por su compra.
– Reconozcamos que en estas cosas hemos ganado; actualmente, esta venta no podría realizarse, por estar fuera de la Ley, entonces sí.
– Durante más de cuarenta años permaneció la pieza en el Museo del Louvre en París, fueron ellos, los franceses que le pusieron el nombre por el que se la conoce: Dama de Elche, pero con la invasión alemana, en la Segunda Guerra Mundial, convenía a Francia dispersar los tesoros artísticos y la llevaron a Montauban, una ciudad del Sur.
– El que entonces ostentaba el cargo de Primer Ministro Francés, con sede en Vichy, Philippe Pétain que había sido embajador en España, pactó con Franco entregarle algunos tesoros artísticos.
– Se podrán comentar muchas cosas de Franco, efectivamente, buenas y malas, la única que no se puede decir es que fuera tonto.
– Franco, se negó.
– Estaba bien pensado, ya que terminada la contienda, hubiera podido ser considerado “botín de guerra” y, hubiéramos tenido que devolverla.
– En cambio, pactó eso sí, un intercambio internacional de obras de arte, entregando España a Francia, un cuadro, con el retrato de Mariana de Austria, de Velázquez, del que había dos ejemplares en el Prado, una obra del Greco de poco valor, y diversos dibujos. Nosotros a su vez, recibimos una Inmaculada de Murillo, la llamada de los Venerables, o de Soult, que era el general que la había robado, algunas otras piezas y lo mejor de todo: la Dama de Elche.
– Treinta años permaneció en el Prado, hasta que en 1971, paso a su situación actual en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
– Son muy curiosos estos avatares, que me cuenta usted de la escultura.
– Pues, hay también, una circunstancia interesante, que me gustaría contarle, Verá:
– Era una persona de prestigio científico, Profesor de Antropología en una Universidad americana, incluso había escrito un libro en este sentido, pero en una mesa redonda, con motivo de un Congreso internacional que se celebraba en Valencia: – Mirada sobre España – un americano, un tal, John Moffitt, Catedrático de la Universidad de Texas, expresó la siguiente frase:
– “La puso allí, y vendió una obra de arte falsificada –
– Y se quedó tan fresco.
– Bien es verdad, que aportó argumentaciones, imágenes, y preguntas, que en aquellos momentos no se sabían, o no se podían contestar.
– Aducía, asimismo que otra pieza, encontrada también en el mismo yacimiento de la Alcudia, y que así mismo se encuentra en el Museo, la figura de un guerrero, era igualmente falsa.
– La demostración palpable de que la ciencia no es como la política, ni mucho menos, es que en el mismo acto, un español Don Felipe Garin, con exquisita educación, agradeció la intervención del ponente y le felicitó por ella, contestándole que se trataba de una obra muy estudiada, incluso en el Centro Nacional de Investigación de Francia, y aseguraban que según las pruebas de rayos X, y las efectuadas microscópicamente, la obra tenía una edad por encima de los dos mil años.
– Se puede decir, que desde entonces, no ríos, casi mares de tinta han corrido sobre este tema, y ahora ya actualmente menos, pero todavía colea.
– Cierto que, durante muchos años en España, esta obra venía siendo un auténtico icono, imagen de unos extremados valores patrióticos nacionales, de ello posiblemente que las autoridades de aquel momento no desearan hacer demasiadas averiguaciones, que hubieran podido en el peor de los casos descubrir algo que los contrariara.
– También puede ser, pero esto lo ignoro, que no tuviéramos ni los elementos ni el personal adecuado para realizar esos estudios.
– La conclusión fue que unánimemente, la decisión fue dejar las cosas como estaban y conformarnos con los estudios que habían aportado las autoridades francesas, y que la datación de la pieza estuviera realizada exclusivamente, por estudios estilísticos.
– Y estos, parecía que cumplían con amplitud nuestras expectativas, pero indudablemente, las del americano no.
– Estaba claro que no existían documentados estudios estratigráficos, es decir, los derivados del propio yacimiento: profundidad, análisis de las tierras cercanas a la pieza, composición y estructura químicas de las rocas, de los conjuntos sedimentológicos y tectónicos, etc.
– De todas maneras mucho más adelante, creo yo que por un lado, para contestar a Mr. Moffitt, por otro, con la llegada de la democracia y la devaluación de rasgos patrióticos y hasta posiblemente también, por el hecho de que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, mejoró mucho los elementos técnicos y sobre todo el personal, en el año 2005, un riguroso estudio realizado en el Instituto Eduardo Torroja, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y dirigido por la investigadora María Pilar Luxan, con técnicas microscópicas y espectrometría, concluyeron que los restos de pigmentos estudiados en la pieza, correspondían a elementos con una edad superior a los dos mil años.
– Quedaba por resolver ya casi exclusivamente, el importante enigma sobre el significado del hueco que tiene la escultura en su parte posterior; al que se le habían dado varios supuestos, pero ninguno era definitorio.
– Encontrada, posteriormente en Baza, provincia de Granada, otra escultura, esta a todas luces de tipo funerario en la que se encuentran restos humanos hace pensar que la de Elche se trate de ese mismo género.
– Y en el año 2011, se encarga nuevamente, al mismo equipo investigador, el análisis de la cavidad.
– En este caso y conseguidas muestras de cenizas humanas, y comparándolas con los restos descubiertos en el hueco de la pieza, se demuestra ya sin posibilidad de error, que efectivamente, se trata de una urna funeraria, sin ninguna duda.
– Le aseguro de verdad, que es ciertamente interesante, todo esto.
– Pues no me diga usted si no lo es también, y hasta posiblemente más, el hecho, de los descubrimientos muy cercanos de una serie de otras, “damas”, localizadas en distintos lugares.
– La dama de Galera, en la provincia de Granada, más antigua y realizada en alabastro, encontrada en un enterramiento que posee características diferentes; la de Baza, también en la misma provincia de Granada; la encontrada en el Cerro de los Santos, en Montealegre del Castillo, en Albacete; o el mosaico funerario en Iniesta, al Sur de la Provincia de Cuenca, con su “dama”, esta dibujada alegóricamente en un mosaico; así mismo, la encontrada cerca de Guardamar, en Alicante, que se conoce como, del Cabezo Lucero, algo más deteriorada y más arcaica que la de Elche, pero con unas características de mayor pureza ibérica pero sin embargo con más rasgos griegos.
– Pero atención, vea que todas, sin excepción, han sido encontradas en el territorio, correspondiente a la Bastetania, es decir, evidentemente, y sin ninguna duda, territorio íbero.
– Son, por ello, conocidas como: “Damas ibéricas”
– Efectivamente, aquellas sociedades que fueron llamadas íberas, por los que llegaban a sus costas, estaban sin duda más evolucionadas de lo que nos han contado.
– Fueron primero los cartagineses, algo más tímidamente al principio, pero después los romanos con toda la energía que concede la fuerza, y el rigor que presta la superioridad, los que “borraron”, de manera casi completa las huellas del mundo ibero.
– Siempre, será cierto, que la Historia, está escrita por los vencedores.
– Tiene usted razón
– Tal vez por eso, aparte lógicamente, de por el tiempo transcurrido, sepamos tan poco, de aquellas civilizaciones anteriores a Roma.
–Puede que sea así, efectivamente.
– Las invasiones es decir, siempre los vencedores, son los que han escrito lo que nos ha llegado, tratando de eliminar cualquier vestigio anterior.
–Así que, ahora ya, dice usted que podemos estar seguros de que la pieza que se exhibe en el Museo Arqueológico, no es una falsificación.
– Pues sí señor, con seguridad, es una obra genuinamente realizada por nuestros antecesores, los iberos, hace más de dos mil años. Y por otra parte, además de los estudios reseñados, para mayor seguridad parece ser que Don Manuel Bendala, catedrático de arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid ha descubierto con sus estudios que el broche que cierra la toquilla que porta la Dama, no se conocía en la época de su descubrimiento.
– Ahora bien, si lo que desea usted es pormenorizar en la propia escultura, o en sus adornos y vestimentas le recomiendo un librito en el que se integran los análisis tecnológicos y artísticos más exhaustivos escritos sobre la Dama, por un ilicitano: D. Francisco Vives Boix en el año 2.000.
– Oiga, y al ser vendida a Francia, y luego intercambiada por otras obras, en este momento ¿a quién pertenece?
– Naturalmente al Estado Español, que la tiene en depósito, en el Museo del Prado, pero este la tiene cedida al Museo Arqueológico.
– Sabe lo que le digo, que me están dando ganas de ir al Museo para volver a verla…
– Ni se puede usted imaginar lo que eso me alegra, ya que en el fondo, aunque no lo crea, era una secreta ilusión que tenía desde el comienzo, no solo por usted, también por todos los que lean estas pobres líneas.
– Le aseguro, que pasará usted unos maravillosos momentos contemplando la figura.
– En mi caso, solo puedo decirle, que cuando estoy bastantes minutos admirándola, y dependiendo de cuál sea mi estado de ánimo, me transmite como una paz interior, sosiego, calma y serenidad en algunos momentos, y en otros, rigor, confianza, incluso certidumbre; parece que mi espíritu, trasciende con ella a su mundo; al más allá, al universo al que ella permanece y tal vez del que en su momento llegó.
– Pues, con estas cosas que me dice usted, decidido, voy a verla…
– Le aseguro que merece la pena de verdad, contemplarla en el Museo Arqueológico Nacional, y además está bien comunicado, en la calle Serrano, en la parte posterior de la Biblioteca Nacional. Lo que se dice el centro de Madrid, y se llega con facilidad en cualquier vehículo, sobre todo público, cuesta la entrada, 3 euros solamente, y 1,50, la entrada reducida. Anímese cualquier domingo por la mañana, y pasará usted un rato encantador viendo, entre otras muchas cosas interesantes, a nuestra célebre Dama.
-Muchas gracias…
– Ah, y no olvide usted, tratar también de entender al contemplar la expresión de su gesto, incluso también la serenidad de su actitud, si le parece una simple mujer, como usted decía, o por el contrario pudiera tratarse de una sacerdotisa o hasta, como me ocurre a mí, una verdadera diosa, que con su enigmática mirada, te atrae hacia un misterioso, sobrenatural y maravilloso mundo del que ella viene, y al que desea con su enigmática expresión conducirnos.
– Le aseguro que lo haré, ya que me ha impresionado su descripción de esta obra
-Pero mire, si es así, y de verdad le han sorprendido tanto las excepcionales circunstancias de la obra, aparte de contemplarla en el Museo en Madrid, como le he dicho, no tiene usted más remedio que hacer un viaje a Elche.
–Anda, Pues mire no me resulta mal, ya que habitualmente paso los veranos precisamente en la costa levantina. Pero, ¿la Dama no está allí?
-No, pero le aseguro que saldrá usted incluso más complacido de esa visita que de la del propio Museo Arqueológico, no lo dude, y sobre todo sabiendo cosas más importantes, y además hasta más atractivas de esta maravillosa obra.
-Se trata del Centro de Interpretación Arqueológica de la Alcudia precisamente en las afueras de la Ciudad, de Elche, pero muy bien señalizado.
-En el Museo, efectivamente, puede usted ver la Dama, pero aquí en este yacimiento arqueológico le aseguro que verdaderamente se “respira” la obra, conocerá como estaba decorada inicialmente, el lugar donde fue descubierta y una serie de detalles inimaginables y sobre todo muy interesantes.
-Y por supuesto, si ya tiene usted la suerte, como la tuve individualmente yo, de tener una conversación con una profesional arqueóloga de la Institución, Doña Anna Ronda Femenia, que amablemente me atendió en la visita, sentirá usted, como lo sentí de manera personal, encontrarme con la íntima satisfacción de estar verdaderamente cercano a tan maravillosa obra.
Deja una respuesta